Los directorios que trabajan en situaciones complejas, como las empresas familiares o empresas estatales, pueden beneficiarse especialmente de una evaluación, que puede traer problemas o asuntos para ser abordados antes de que se agraven y crezcan.
Los directorios que nunca han realizado una autoevaluación pueden beneficiarse de un enfoque por etapas (como lo ilustra el proceso de la curva de experiencia que se muestra en la figura). Para las evaluaciones por primera vez, puede ser mejor comenzar con la evaluación básica, un proceso simple que se centrará principalmente en las prácticas y que puede ser realizado con una alianza entre un externo con el líder de directorio.
Como la experiencia se acumula, el directorio puede pasar a una evaluación ampliada (evaluando los líderes, roles y comportamientos) y más tarde a una evaluación que establece una agenda (priorizando temas). Con el tiempo, como el directorio madura y construye sobre los éxitos anteriores de la evaluación, se puede hacer frente a la más desafiante evaluación completa, proporcionando a los directores individuales una evaluación y retroalimentación.
Curva de experiencia
La creciente práctica de los directorios de evaluar voluntariamente su propio desempeño y eficacia es un buen augurio para el gobierno corporativo. La autoevaluación permite a los directorios elegir qué, cuándo y cómo evaluar. (La tabla inferior ofrece una visión general de la frecuencia en que los directorios encuestados realizan la autoevaluación para funciones específicas en EE. UU.)
Frecuencia de las prácticas reportadas en la evaluación de directorio en empresas estadounidenses
Cuando se diseña y llevan a cabo adecuadamente, la evaluación del directorio no sólo mejora el desempeño del directorio, sino que también beneficia a los directores individuales y a los líderes ejecutivos, y fortalece la empresa en su conjunto.
En los próximos posts veremos en detalle cada una de las cuatro evaluaciones propuestas: básica, extendida, establecida de agenda y de contribución plena.
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