Cada organización debe darle forma a su órgano de gobierno, basada en el marco regulatorio y su estructura de capital, no hay un modelo único que se adapte a todos los casos.
Es imperativo tomar conciencia de las responsabilidades propiciando la autorregulación, la autocrítica y el autocontrol, y creando valor para la organización y la sociedad.
Ésta es mi propia definición de gobierno corporativo:
«Se trata del conjunto de procesos, mecanismos, responsabilidades regulatorias y reglas de juego -formales e informales- establecidas entre los propietarios, el directorio y la administración de una organización, independientemente del tamaño y la estructura accionaria, y su finalidad es generar valor sostenible en el tiempo, asegurar la rendición de cuentas, la equidad y la transparencia, y establecer relaciones armónicas con los grupos de interés: directorio, accionistas, clientes, inversores, empleados, gobierno y la comunidad».
La buena gobernanza no debería generar una estructura burocrática en detrimento de la oportuna toma de decisiones.
Beneficios de un gobierno corporativo eficaz:
- Establece reglas claras, la equidad y protección de los derechos de todos los accionistas.
- Facilita la transparencia, seguridad de la información y rendición de cuentas.
- Promueve crecimiento operativo y la eficiencia organizacional.
- Promueve la inversión en la organización.
- Hace sostenible el presente de la organización y sustentable en el largo plazo
- Establece procesos para la toma de decisiones estratégicas
- Previene conflictos entre familias.
- Reconocimiento por parte de inversionistas, otras empresas y mercados internacionales.
- Mejora la imagen de la empresa y su competitividad.
- Permite incorporar el valor de intangibles como son la marca y crédito mercantil.
Las mejores prácticas de gobierno corporativo están dirigidas a todo tipo de empresas, desde las de reciente fundación, hasta las maduras. La lentitud o agilidad con la que una empresa responde se relaciona con la presencia o ausencia de políticas claras y delegación de autoridad, y/o escasa segregación de funciones, y no con la incorporación del buen gobierno corporativo.