Larry Fink, fundador y director ejecutivo de BlackRock, envió en 2018 la carta que anualmente dirige a los ceos, con el título: “Sentido de propósito”. En la misma advierte que si una compañía no se relaciona con la comunidad y tiene un sentido de propósito “perderá finalmente la licencia (social) para operar por parte de sus principales stakeholders”.

A diferencia de una licencia o aprobación ambiental, que es un documento oficial otorgado formalmente por el Estado, la “licencia social” alude a que la comunidad perciba transparencia y responsabilidad en las actividades productivas de la empresa, y se sienta beneficiada o respaldada por ésta para satisfacer necesidades de su población.

“La sociedad está demandando que las empresas, tanto de inversión pública como privadas, sirvan a un propósito social… Para prosperar en el tiempo, cada empresa no tiene solo que entregar resultados financieros, sino también mostrar cómo hace una contribución positiva a la comunidad”. Larry Fink

El nivel más básico de la licencia social es cuando hay una aprobación, es decir, una opinión favorable respecto al proyecto. A un nivel más elevado se llega cuando hay una aceptación, lo que indica una disposición a tolerar, estar de acuerdo y consentir el proyecto o actividad que se está desarrollando en su territorio.

El tránsito de un nivel a otro se logra cuando la comunidad y los grupos de interés incorporan el proyecto a su identidad colectiva y generan un sentimiento de pertenencia con él, ya que psicológicamente se consideran co-propietarios.

El nivel más alto se logra cuando se obtiene una licencia social para prosperar, que agrega la percepción y la experiencia por parte de la comunidad en cuanto a que, si la empresa incrementa sus operaciones locales y mejora a causa de ello sus resultados económicos, la comunidad del entorno también se va a ver beneficiada por esa mayor prosperidad, ya sea por la dinamización económica adicional que esas nuevas actividades empresariales traerían consigo, o porque los programas sociales de la empresa podrían verse incrementados.

La licencia social para prosperar supone confianza en cuanto a que la comunidad recibirá una parte del valor que se genere a causa de la prosperidad que alcance la empresa.

De acuerdo a la organización internacional AVINA, del ámbito de la RSE, la licencia social para prosperar implica “conciliar los intereses y beneficios de la empresa con los intereses y beneficios de la comunidad local y del país, de modo tal que lo que sea buen negocio para la empresa sea también visto como un buen negocio para la sociedad. Exige que la empresa se comporte como un ciudadano ilustre que contribuye al desarrollo económico, ambiental y social del país”.

Cabe anticiparse, de igual forma, a la posibilidad de que una compañía, en lugar de prosperar, decaiga en sus resultados, se haga difícil de sostener o pase a fase crítica.

Como prevención ante estas eventualidades en lo relativo al relacionamiento comunitario, es positivo establecer mecanismos de alineación de resultados del negocio a nivel local con los recursos destinados a asuntos sociales de la respectiva comunidad, entre otro factores a considerar para definir el monto de esos recursos, como asimismo evitar la dependencia de los proveedores locales respecto a la empresa, incentivando que tengan también otros clientes.

Los compromisos formalmente adoptados deberán cumplirse, y si hay confianza construida, la comunidad entenderá que en momentos de crisis toda empresa debe en lo posible reducir sus gastos respecto a los distintos stakeholders (no sólo comunidad), y que ello es necesario para mantenerse operativa.

Por otra parte, si la comunidad es informada de manera oportuna y con transparencia, tendrá tiempo para adaptarse e incluso para proponer alternativas que pueden ser de utilidad para la misma compañía.

Si las contribuciones sociales son efectuadas con transparencia, consistencia y equidad; si potencian las capacidades locales (alejándose de lo meramente asistencialista); si se traducen en beneficios reales valorados por la comunidad, y si son comunicados de manera efectiva, estos aportes sociales contribuyen verdaderamente a las personas del entorno y a la vez generan retornos positivos para la compañía.

La deseada obtención y la mantención de las licencias sociales para operar y para prosperar requieren, como todos los grandes desafíos del negocio, un fuerte y coordinado trabajo en equipo de las distintas unidades y personas que conforman la compañía. Este trabajo es tanto una responsabilidad como una oportunidad, que suele resultar muy motivador para quienes lo asumen, al traducirse en resultados de explícito y positivo impacto social que pueden incrementar el sentido y el disfrute del trabajo, que es uno de los valores corporativos.

Fuente:

Política de Vinculación y Relacionamiento con Comunidades Locales